¿De tal astilla...tal palo?

Un robo es un síntoma. Un síntoma asociado al sentimiento de escasez...en el más amplio sentido de la palabra...al que roba hay algo que no le alcanza... (o al menos así lo siente él.) ... lo que pasa es que muchas veces lo que falta no es el objeto que se sustrae...sino un símbolo de eso. En la primera niñez traduce necesidad de ser tenido en cuenta, también cierto desorden en cuanto al concepto de propiedad, que puede ser evolutivo (es decir, que se corrige solo con el paso del tiempo). Podríamos enmarcar esto mientras el niño transita el jardín de infantes. Casos en que se trae objetos de la escuela o de casas de amiguitos o parientes. Es importantísimo aclarar en cada caso la pertenencia de su dueño y la importancia de restituirlo. "Fueron hechos a su imagen y semejanza" Es importantísimo ser impecable en el manejo de conducta del adulto. A esta edad los niños están en pleno proceso de estructuración psíquica y copian todo lo que ven: Hurtos en el supermercado, "avivadas" en relación al trabajo, enriquecerse con la industria del juicio, "trabajos" de ñoqui político y otros ventajismos que pasan en trasparencia en los hogares...ligan directamente con las actitudes de robo en los niños y adolescentes. Y curiosamente pasan inadvertidas por los padres...quienes se horrorizan porque el nene se trajo la tijerita del compañerito...y alardean de las sobreventas que realizan "para ellos" a espaldas de la empresa que les da empleo. ¿Se observa la conexión entre los hechos? No se necesita empuñar un arma para enseñar a los hijos a ser deshonestos...basta con ser corrupto, o infiel o mentiroso. A partir de la edad escolar, comienzan a aparecer, por un lado, las rivalidades económicas y las primeras nociones de "status". Las marcas de las cosas, la pelea por lo último en tecnología, comienzan a ser indicadores para "pertenecer o no" a los chicos populares El robo de dinero en casa o de la cartera de familiares o en la escuela, es el modo donde el pequeño busca trepar adonde cree que pertenece. La crisis de valores sociales y familiares alimenta estas conductas. Los adultos endeudados para lucir de shopping son la fuente que alimenta a estos púberes que no pueden parar su autoestima si no es sobre "las 47" (alusión a los productos de 47 Street) Ya en la adolescencia, el robo hogareño sistemático es casi siempre indicador de drogas. Principalmente pero no exclusivo de consumidores de cocaína, el adicto entra en una rueda por conseguir la sustancia... con extremos cada vez más riesgosos...primero pide compulsivamente...y cuando agoto a todos con sus promesas rotas, comienza a sustraer con tal ingenuidad de quien cree que nunca será descubierto o denunciado ya que se mueve entre "su gente" Es perplejidad lo que se siente las primeras veces que se descubre que falta dinero del cajón. ¿Conté mal? Buscar y rebuscar explicaciones...como negándose a asumir la triste realidad: y generalmente pasan varios episodios hasta que se identifica al ladrón (que no siempre es la mucama) ¿Y qué se hace entonces? ¿Cuándo se comprueba que es el hijo, la esposa o el sobrino el que se lleva nuestro dinero o nuestras cosas? La situación no da para denuncia policial, tampoco para permanecer indiferente. Un caso clínico Hombre 24 años existe, no estudio, muchachos perdidos en la nada. Un trabajo al que falta, no novia, ni siquiera se drogan trabaja (¡ponele!) en el poder judicial. Ahí llego acomodado como todos los administrativos del lugar, su padrastro, que como él trabaja también en el poder judicial. La preocupación manifiesta de estos adultos es que S les roba de la casa. Ellos "encanutan" pero se revuelve todo, siempre lo encuentra "se acostumbró a sacar...no mucho...pero saca seguido", Cuando fue confrontado en la casa por su padrastro por este hecho...obviamente negó todo hombre aparece más preocupado porque no le sigan sacando su dinero que por otra cosa. La madre se cuestiona acerca del mensaje que el hijo le está dando...Si algo está claro es que el muchacho no necesita robar para vivir...evidentemente existe algo más. De la entrevista con el muchacho se observa que el mismo destila resentimiento, sobre todo reitera la idea de la "hipocresía". Ya que al muchacho le cuesta mucho abrirse y hablar, trabajamos en paralelo con la familia, buscando entender la trama oculta... La madre reitera este concepto." Nosotros le enseñamos que se progresa trabajando...no se dé dónde saca esas inspiraciones" Una vez a solas en la consulta, Se comentará que el lugar donde se guarda "el canuto" familiar es también el lugar donde se esconden los expedientes que "tienen que perderse" del juzgado. Cada "desaparición" de expediente tiene un costo, que varía de acuerdo a lo jugoso de lo que se esconda... Es decir que, para este muchacho, a sus padres les falta autoridad moral para reclamo alguno, ya que ellos mismos se mueven así. "Quien roba al ladrón...100 años de perdón? Comentarios que circulan en los hogares, todos ellos con problemática de hijos que roban: A ver a quien cagamos hoy" es la frase de cada mañana que P (policía) repite ante su adolescente cuando sale a la calle. Y después estallara en indignación cuando descubre que la muchacha le sustrajo 3000 $ de un cajón luego de una discusión. Cada tableta de Clona (De clonazepam) se vende a 100 pesos sin receta, imagínate que al menos salen 3 por semana") " (decía M. farmacéutica a una amiga, delante de su hija de 9 Este departamento vamos a hacerlo figurar que te lo dono la abuela... te emancipo y lo pongo a tu nombre "(J, empleado público, en relación a un dinero de soborno que necesitaba blanquear). Es decir que, para estos padres, observar sus propias conductas delictivas es casi imposible. Esto de quedarse con un vuelto del jefe, fingir partes médicos (o juicios laborales), traerse insumos varios de la oficina...todo pertenece al incomodo borde de lo delictivo Lic. María Inés Álvarez

Fondo silueta quetzal