Una mirada antropológica a nuestras costumbres
¿QUE ES LA FIESTA DE QUINCE? No es otra cosa que nuestro rito de iniciación femenino, la niña en transición a mujer. Es interesante saber qué ocurre en otras partes del mundo, contemporáneos a nosotros. Cómo festejan, cómo ritualizan este pasaje. En los Andes patagónicos, cuando una jovencita del pueblo Mapuche menstrúa por primera vez, su madre anuncia el evento y con otras mujeres planta cuatro cañas que cubren con mantas para formar una choza de iniciación donde se desarrollará el Ulchatrum, el ritual de iniciación femenina que lleva el nombre de Lucha, la diosa Mujer Joven, una de las cuatro deidades mapuches. Luego, la joven ingresa a la choza acompañada por su madrina, que la instruirá durante varios días sin salir ni ver el sol. Al emerger de la choza, la joven es recibida por toda la comunidad con gritos de júbilo y alabanzas, paseada por todo el pueblo en andas de dos grupos de mujeres, uno de adultas y otros de jóvenes, hasta el centro del poblado, donde comienza una fiesta con danzas, cantos y comida. En una tribu polinesia, cuando la niña menstrua por primera vez, se considera lista para la sexualidad. Entonces su padre, en medio de una preparada ceremonia, procede a desvirgarla cuidadosamente. De aquí en adelante, es una mujer lista para la vida adulta. Después de este rito, toda la comunidad se reúne para bailar, comer y beber festejando el evento. Entre los tobas, la madre inicia a la hija y cuando termina el ritual la comunidad festeja y brinda con "aloja", bebida fermentada en el tronco de un algarrobo, cuya madera es rojiza como la menstruación de la hija y que el padre ha preparado durante los días de iniciación para convidar y celebrar. Entre los Wichi de la misma región, la muchacha menstruante se coloca en el centro de un círculo y sus amigas bailan las fases de la luna a su alrededor durante toda una noche y al día siguiente se suma toda la comunidad. Entre las costumbres tradicionales que afectan la salud de un gran número de mujeres africanas y les causan además serios traumas psicológicos y problemas sociales, está la circuncisión femenina, todavía ampliamente practicada en países tales como Somalia, Gambia, Etiopia, Sudán, Togo, Ghana, Senegal, Nigeria y en menor medida, al sur de la península Arábica, en Malasia y en Indonesia. Este rito implica la ablación del clítoris antes de la primera menstruación, con lo que queda anulada la capacidad de goce sexual de la mujer. Para ellas, la ablación las transforma en puras, borrándoles el pecado (concepto muy parecido al bautismo católico), por lo tanto, el momento es festivo. Como vemos, para ningún pueblo es intrascendente este momento: más allá de nuestras enormes diferencias culturales, todos festejamos. ¿Y QUE HAY DE ELLOS? Los baruya pertenecen a un conjunto de tribus del interior de Nueva Guinea y constituyen un ejemplo clásico de los ritos de iniciación masculinos, que consiste en complicadas pruebas atléticas cuyo fin es prepararlos para la guerra, actividad principal de la tribu. Algo así como nuestro no tan lejano "servicio militar obligatorio" Entre los BIG NAMBAS, de la Melanesia, el niño es enviado con su abuela paterna al cumplir los 10 años. Ella lo educa sexualmente hasta que esté listo para buscarse una compañera joven. En ese momento recibe un cinturón de corteza que lo identifica. Entre nosotros, que solo somos uno más dentro del variado muestreo de costumbres sociales, el equivalente a los 15 femeninos (la niña presentada en sociedad), era el "debut" del muchacho, acompañado por su padre u otros adultos varones de la comunidad a mantener sus primeras relaciones sexuales en algún prostíbulo. Son muchos los relatos que recibimos en consultorio de las presiones y los terribles recuerdos de estos muchachos obligados a su primera vez bajo la expectación de los otros. No muy diferentes de las pruebas africanas para muchachos consistentes en matar una presa a cuchillo o sobrevivir una noche en la selva. Si bien el mandato se va debilitando, la tradición de regalarles su primer auto a los 18 es solo el desplazamiento del símbolo fálico. Subsiste la obligación de crecer y de tener conquistas amorosas/sexuales, muchas y variadas. NUESTRAS CONTRADICCIONES Es momento de hacernos cargo de nuestras contradicciones como sociedad: la chica de 15 que entra del brazo de su padre a bailar el vals, supone un estado de virginidad que debe ser protegido. Es su símbolo de integridad y pureza, además de un valor de transacción a la hora del matrimonio (no es cuestión de "regalarse"). Mientras alentamos a nuestras hijas a guardar la virginidad como tesoro, desalentándolas en su iniciación sexual...estimulamos a nuestros varones en sentido contrario (¿” o sos maricon?”). Y luego miramos asombrados el enorme fracaso que tenemos en el área matrimonio/ pareja!!! pretendemos éxito para algo que surge de esta incoherencia inicial??? Cómo En consultorio, ellos se quejan del poco interés sexual de sus esposas (las mismas que han sido desalentadas en su erotismo desde siempre) y ellas de lo poco sensuales y complacientes de sus esposos (que han desarrollado su sexualidad con prostitutas o compañeras ocasionales a las cuales darles satisfacción no era importante). Sumado a esto, somos la única etnia que ya no conserva identificación entre casados y solteros (la alianza de oro media caña en el anular izquierdo ha caído en desuso). O sea que andamos por la jungla mezclados todos, los disponibles y los que no... Ofreceríamos un espectáculo realmente caótico visto desde cualquier otro grupo cultural. Es una buena oportunidad de abandonar el etnocentrismo y dejar de pensarnos evolucionados y supermodernos. Tenemos mucho que aprender de las que soberbiamente llamamos "tribus primitivas" (Esas, donde el suicidio no existe). Lic. María Inés Álvarez
